A casi diez meses de la ruptura de la principal vía en la que estaba el Puente Amarillo, que fue arrasado por las fuertes corrientes de agua y que dejó incomunicados los municipios Colón y Francisco Javier Pulgar en el estado Zulia, nadie hace nada por restablecerlo.
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Los vecinos deben pasar, como pueden, con alguna que otra lancha que los movilice de un extremo a otro y narran que la vida se les hizo más difícil de lo que ya la tenían.
A los productores de la zona le es casi imposible sacar sus cosechas. Nadie les aporta soluciones.
“Pedimos que arreglen el paso. No se imaginan el sacrificio que estamos viviendo”, asegura una de las afectadas.
“Ningún gobernante ha hecho nada por nosotros. Aquí no vengan a buscar votos”, exclamó un residente de la zona.
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