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Édgar Queipo: “La zona de confort es peligrosa para todo creador” (+ video)

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Hace más de 50 años, Édgar Queipo comenzó a andar el camino de la creación. Pintor, dibujante, diseñador, educador, impresor, cofundador de movimientos culturales y sociales. Eran los irreverentes años 70, en la Maracaibo que fue y es musa, poesía y color.

Un camino de cinco décadas, ricas en experiencias, de militancia desde la cultura. Así como cuando fue a la Cárcel de Sabaneta y al barrio Raúl Leoni para enseñar sobre el arte. A la par, se descubría, experimentaba, construía su propio lenguaje como artista.

Para hablar de su obra, sus recuerdos, convicciones y de la búsqueda permanente en el ámbito de la expresión plástica, el artista recibió al equipo de Noticia al Día en su casa, en San Jacinto. Una charla sin pretensiones, con la sencillez y la honestidad por delante, pero con todas las emociones y el respeto que afloran cuando se está frente a un maestro de la talla de Edgar Queipo.

Foto: José López Linares / Noticia al Día

Existencialismo, Guillo y Telémaco

En su primera etapa, la obra pictórica de Queipo tenía una marcada influencia existencialista. “La miseria humana, la angustia, el ser o no ser… todo eso se reflejaba en mi pintura”, relata. En esa línea está inscrita la serie Esperando a Godot, tal como la obra de Samuel Beckett.

Es un período donde el dibujo y la plumilla eran los recursos expresivos. Al referirse al movimiento creativo desplegado por él y otros extraordinarios artistas de su generación, destaca el carácter autodidacta que los caracterizó.

Cada uno se hizo a sí mismo

“Somos grandes dibujantes… cada uno hizo su propio dibujo, a falta de una buena academia. Estudiamos en la escuela de arte, pero la escuela de arte no nos formó… nos fuimos formando afuera”.

También en aquella época fue uno de los fundadores del Grupo Literario Guillo, cuyas huellas quedaron en cinco números de la revista homónima y siete libros. Lo acompañaban Óscar González Bogen, César Chirinos y Ángel Peña. En su sede se expusieron obras de Francisco Bellorín, Énder Cepeda, Pablo Durán, Oswaldo Parra, Carmelo Niño, Pedro Piña, por citar algunos.

El Taller de Telémaco fue otra experiencia memorable. Un colectivo en el cual participaban 14 pintores y escritores. El Paujil Maneto era el medio impreso de esta agrupación, de la cual formaban parte Ángel Peña, Camilo Rojas, Lina Alvarado, Virginia Lavado, Henry Bermúdez, José Ramón Sánchez, Irma Parra, Ender Cepeda, José Fajardo y el mismo Queipo.

Grandes creadores: Ángel Peña, Édgar Queipo, Énder Cepeda y Oswaldo Parra – Foto: Nicolás Bracho, 1971

Crítica social e irreverencia

El arte y la crítica social iban de la mano en el quehacer cotidiano de Queipo, tal como se muestra en la exposición de Las quirúrgicas. Muñecas o parte de ellas, rescatadas del relleno sanitario de Teotiste de Gallegos, y exhibidas como expresión de disconformidad frente a la Venezuela saudita que no era capaz de dar sustento a los pobres.

Una crisis social y económica que, a la distancia, se ve pequeña y más si se le compara con los tiempos actuales. “No era tan grande como la que tenemos hoy en día…”, concede Queipo.

Al grupo de artistas plásticos que surgió en Maracaibo en los ’70 y del cual Édgar Queipo fue pieza importante, se refirió el crítico de arte Juan Calzadilla: “Esos creadores, con Queipo a la cabeza, no formaron una generación y ni siquiera salieron de los talleres o escuelas de Maracaibo, pero se identificaron entre sí por el grado de irreverencia con que se apoyaron en el dibujo y en la caricatura, para renovar el espectro de la figuración…”.

“Era una Maracaibo pequeña, con pocas galerías, pero que los artistas la veíamos pujante, con el compromiso de artistas jóvenes… influenciados, quizás, por el movimiento hippie, el Mayo Francés, la renovación universitaria, la guerra de Vietnam, el amor libre, el vivir con pasión…”, describe Queipo, quien manifiesta satisfacción por la impronta que dejaron.

Foto: Cortesía Édgar Queipo

Personajes y colores del Caribe

“El arte, la pintura, la creación, uno tiene que verla con una razón filosófica y buscar vasos comunicantes con la realidad. Toda obra debe conectarse de algún modo con la realidad, para que se pueda sostener en el tiempo”, reflexiona el artista.

De esa conexión con el entorno, cambiante, la obra de Queipo fue madurando, transformándose, haciéndose más suya. Comenzó a vincular personajes a la geografía, a indagar y a crear con motivos más cercanos a sus vivencias.

“Pasé a la etapa de darle geografía a la obra, no solo en cuanto al espacio, sino a la geografía humana, la volumetría, la mujer caribeña, el mar, los colores del Caribe…”.

De sus vivencias en La Guajira y la ciudad puerto, los elementos del día a día se van abriendo paso, junto a personajes que son sus semejantes. “Es la naturaleza, de dónde vengo, de lo que he visto, dónde viví mi infancia, los árboles, la mitología, los recuerdos que fui hilvanando”. De allí nació la exposición Desde los Vientos Alisios.

“Las mujeres por las que se reconoce mi pintura, eso tiene que ver con el color de piel de nuestra gente, las redondeces, la piel cetrina, es irse acercando uno con lo que está haciendo”, expresa.

Foto: José López Linares / Noticia al Día

Creador es creador donde sea: Édgar Queipo

Esa intención de tomar elementos locales como parte de su obra se conecta a su convicción de que no es preciso buscar fuera de nuestras fronteras lo necesario para desarrollar una trayectoria notable dentro de las artes.

“El creador es creador donde sea… No tienes que ir a París o a Nueva York para ser creador o para que te indiquen el camino”, destaca.

Entre tanto, el lienzo se llena con sus personajes, en sus escenarios, siendo uno de sus predilectos la Plaza Baralt.

Obra homenaje de Queipo a Emerio Darío Lunar

Poetizar a Maracaibo

“Los personajes fueron haciendo presencia: latinos, caribeños, ahora son más lacustres, más de piragua, de puerto… Udón Pérez, Lossada, Pradelio Angulo, León Hoet… Si la arquitectura o algún ícono arquitectónico de Maracaibo me conviene y me gusta para el personaje, yo lo pongo de una manera poética, con su magia. La pintura tiene que tener eso. Lo mágico, lo fantástico que atrapa al espectador…”.

En su perfil en Instagram deja clara la corriente en la cual se inscribe su obra: Pintura Figurativa Expresionista. No desea ser catalogado como costumbrista, ni tradicionalista. “Hay que tener cuidado con eso”. En sus pinturas está su forma, muy particular, de ver a Maracaibo, de poetizarla a ella y a sus personajes.

Edgar Queipo
Actualmente, esta obra forma parte de la colección privada de Franklin Hoet

Hoet, mención aparte

Para el maestro Queipo, León Jérome Hoet, el ingeniero belga que edificó el Teatro Baralt y el antiguo mercado, hoy Centro de Arte Lía Bermúdez, “es un personaje que merece que le demos todo valor, mostrarlo, ponerlo en su arquitectura, revivirlo…”.

De esta admiración y el reconocimiento al constructor, Queipo creó una serie de obras pictóricas que reunió, en 2012, en la exposición Carta iconográfica a León Jérome Hoet, que tuvo como sede al Teatro Baralt, en ocasión de su 129no. aniversario.

De las obras de Queipo más recientes, en El belga en la Costa Oriental, Hoet aparece montado en una mula, a orillas del Lago con un fondo de torres petroleras. Cuando se la mostró a Franklin Hoet, hijo del ingeniero, la sorpresa fue mayúscula: existe una fotografía casi idéntica, cruzando el río Motatán. “Me asombró.. yo nunca había visto esa foto”, expresa el pintor.

Sobre el proceso creativo

Edgar Queipo

Nos cuenta que da vueltas y vueltas antes de iniciar una pintura. “A veces a uno le cuesta para entrar, pero ya después que uno está dentro del cuadro, todo avanza”.

Cuando concibe una obra, elige la superficie, los materiales, dependiendo de lo que quiere: fique, arpillera, telas fuertes que suman a la textura, fuerza al color y al trazo. Acrílico u óleo, o ambos, establece la armonía de colores que plasmará. Es imprescindible un plato, blanco, bien limpio, donde colocará el pigmento.

Su virtud: el manejo del color

Queipo se ha paseado por todas las técnicas: tinta china sobre papel, pastel fijado sobre fique, acrílico sobre tela, grabado sobre metal, serigrafía, óleo sobre tela y las nuevas posibilidades de impresión que ofrece la tecnología.

Luego de tener la idea, la imagen mental, la dibuja, plasma la composición, las proporciones; después viene el color, que es el que lo va a envolver, a darle la armonía, la luz. Señala que esta última parte la disfruta más.

“El dibujo me cuesta, pero el color lo desarrollo con facilidad, tengo esa virtud. He construido mi propia manera de dibujar, no académica, sino autodidacta”, detalla.

Foto: José López Linares / Noticia al Día

Un horizonte amplio

Sobre su actual momento creativo, dice que está en permanente reinvención. “…-Porque la zona de confort es peligrosa para todo creador; uno tiene que estar rompiendo con eso. Con la madurez que uno va teniendo, va accionando hacia cosas más intangibles, a las que no hemos podido entrar”.

A Queipo no le es posible describir hacia dónde va su obra; sin embargo, vislumbra un poderoso proceso creativo. “Veo por delante un camino largo y profundo; tengo mucho que dar… mi horizonte como creador se ha ampliado en los últimos años… Debo trabajar más, crear más, con más vitalidad, que se refleje en lo que hago. Ese espíritu queda en la pintura; en cada obra que uno hace queda plasmada esa energía, esa fuerza”.

En sus planes está el trabajar en una serie de personajes zulianos, como Lossada, Udón, Hoet, Cástor Emilio Almarza, Venancio Pulgar, Manuel Trujillo Durán, de los cuales ya algunos están plasmados en el lienzo.

Edgar Queipo

El arte es pasión

Sobre su legado, cree estar dejando un camino marcado para futuras generaciones de artistas plásticos. “Estoy dejando una experiencia abierta para los que siguen, una visión, una ventana. Ese ha sido mi camino, dejo abierto el horizonte… Sobre la marcha se irán descubriendo”.

A fin de cuentas, para Édgar Queipo el principal ingrediente del que está hecho un artista es la pasión. “Aquel que no la tiene tendrá corta vida en esto. Todo se cae por su propio peso; los artistas, producto de la moda, no duran mucho. El tiempo filtra; lo bueno permanece, lo demás se va descartando. La constancia y el trabajo van a responder por ti. Una obra de arte tiene alma, es el resultado de la fuerza y la pasión”.

Óscar González Bogen escribió, aludiendo a Queipo y su obra: “Pareciera que su propósito al pintar fuera el de embellecer artísticamente la vida a través de temas, percepciones y vivencias transformadas con un gran sentido lírico, porque la posición que asume frente a su lenguaje es la misma que asume frente a la realidad”.

Edgar Queipo
Edgar Queipo

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F Reyes

Fotos: José López / Video: F Reyes

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