La humanidad y su guionista anónimo: ¿Todo lo que hacemos queda grabado?. Foto: Referencial Agencias
Hoy somos testigos y culpables. A veces sin equilibro en ninguna de las dos, solo observamos nuestras culpas, o culpamos para observar, una debilidad que se hace intrínseco en la vida diaria.
A medida que la tecnología crece y el mundo se envejece nos rodeamos más de cámaras, las hay por todos lados, grabando todo lo que pasa, lo que pudo y lo que no. Vemos pasar la vida, pero también la muerte. Ella queda grabada sin ninguna sorpresa, llega de sopetón, cumple sus líneas del libreto y sale de escena, en esta película de la humanidad y su guionista anónimo
Frente a los lentes quedan registradas las alegrías como parte de la vida y las lágrimas como consecuencia de la muerte. Esa misma que algunas veces llega sin avisar y que no nos convierte en un cadáver, pero que sí acribilla el alma.
A diario, algunos, registramos casi todo para mostrarlo, desde la indefensa limpieza de dientes en la mañana hasta el último grito de placer tras una batalla, compartida o individual, llena de sudor en la cama. Otros solo observan, a eso se dedican, a ser voyeristas del placer ajeno, pero también de dolor y lo bueno.
El presente nunca se pareció tanto al pasado, y el futuro no parece perderse de las líneas escritas con el ADN de la historia ya contada. Nos parecemos a lo que tanto temíamos, a eso que tanto nos enseñaron que era ficción.
Somos observados. Estamos entre los actores y el público, en medio del aplauso y la crítica. ¿Quién nos dirige? ¿De quién es el guion?
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Luis Fernando Herrera
Noticia al Día