Dentro de 24 días, recordaremos que en un humilde pesebre de Belén, hace más de 2 mil años, nació el redentor de la humanidad. Jesús de Nazaret es la gran razón por la que diciembre es un mes especial.
Aún en medio de turbulencias e incertidumbres, la llegada del Mesías nos convoca a la reconciliación, a la esperanza, a la solidaridad.
Quizás no sean los banquetes, ni lujosos festejos o vestidos de estreno con los que podíamos presumir en otros tiempos, quizás sea la mesa sencilla. Ya no serán los regalos extraordinarios, será la mirada sincera y el encuentro fraterno.
Que Jesús no te encuentre triste y desanimado; abre un espacio en tu corazón para recibirlo con fe y reverencia. Deja que llene tu vida de gozo y esa paz que sobrepasa todo entendimiento.
«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz». Isaías 9:6
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F. Reyes
Noticia al Día